Los Fundadores: Los Maestros Angelli de la Compañía de Milan

Nombre: Roland Merimee

Edad Aparente: 29 años

Origen: Francés

Clan: Daeva

Línea de Sangre: Angelli (desde luego)

Voz: Heldentenor (el único heldentenor de la compañía original)

Alianza: Invictus (reconocido miembro de los Querubín y Libretista del Invictus)

Abrazo: 1782

Sire: Luciano Buonarotti (el fundador de la línea de sangre)

Virtud: Caridad

Vicio: Lujuria

Defecto: Adicción (M. Merimee es adicto a la sangre de mujeres hermosas recién satisfechas sexualmente por él mismo)

Potencia de Sangre: 6

Humanidad: 6

Disciplinas: Majestad, Vigor, Poderío, Aria.

Características: Reconocido mundialmente tanto dentro de la línea de sangre como el mejor tenor de todos los tiempos y dentro del Invictus como uno de los más fieles y poderosos miembros, Roland es comocido por su capacidad de encontrar los mejores candidatos de entre los escombros y convertirlos en refinados seres que transforman su inocencia y candor en poder y perversión. No existe un solo chiquillo de Roland que no sienta una poderosa infatuación hacia este poderoso vampiro. Su imagen atractiva, masculina y siempre sonriente esconde a un ser perverso y manipulador que es capaz de destruir a placer con tan solo su canto y su mirada.

Nombre: Isabel De La Cruz

Edad Aparente: 26 años

Origen: España

Clan: Daeva

Línea de Sangre: Angelli (la mejor de todas)

Voz: Soprano de Coloratura

Alianza: Invictus

Abrazo: 1781

Sire: Luciano Buonarotti (la primer chiquilla del fundador)

Virtud: Templanza

Vicio: Envidia

Defecto: Arrogancia

Potencia de Sangre: 6

Humanidad: 6

Disciplinas: Majestad, Celeridad, Auspex, Aria

Características: La mas hermosa y talentosa de todas las sopranos de la Compañía original es reconocida mundialmente por su encanto y su capacidad de tejer complicadas redes de dependencia entre ella y sus chiquillos además de hacer que todas y cada una de sus presas caigan por si mismas en su maravilloso encanto. Desarrolladora del primer y el último nivel del Aria, Isabel y su lejano encanto un tanto infantil son la causa de que muchos de los tenores de las distintas compañías hayan caido atraidos por los brazos de la muerte.